sábado, 29 de octubre de 2011

los 3 alegres compadres

     A nadie qe vivia en esta ciudad, le extraña ver borrachitos en las esquinas o durmiendo en las aceras,sobre todo en el casco central de la ciudad; son tantos que ya forman parte del paisaje urbano. La profesora Tibisay Tovar, tuvo una experiencia con tres de estos personajes que ella, dos años despuès, se sigue preguntando quiènes eran y, sobre todo, por què se le aparecieron a ella.
     Una noche en la que regresaba de una actividad de trabajo en Barinas, le tocò dejar su carro en un estacionamiento pùblico, porque en el que acostumbraba dejarlo a esa hora ya estaba cerrado. Mirò su reloj: eran las 12:45 de la madrugada. Como era viernes se veìa bastante movimiento en la calle, decidio caminar las siete cuadras que la separaban de su casa. No le repico a su esposo, porque desde una noche que lo asaltaron , no habìa razòn que lo convenciera para andar de noche por la ciudad.
      Se quìto las cadenas de oro, los anillos y el reloj y comenzò a caminar. Cuando llevabatres cuadras recorridas, observo a dos muchachos que pasaron y se la quedaron mirando. No se le escapò la mirada còmplice de los chicos y como uno de ellos se hacìa el tonto mirando la exibicionde un tienda, como esperando a que ella pasara. Tibisay se arrepintio en ese momento de no haber tomado un taxi, pero de repente, en la esquina aparecieron tres alegres borrachitos, cantando y bailando, que comenzaron a molestar el muchacho; este empujò a uno de los hombres y otro de los borrachitos lo golpeò con la guitarra que cargaba, al punto que el muchacho cayò desmayado al piso. El otro muchacho, que estaba a pocos paso, se les vino encima a los borrachitos y tambien recibio los suyo, quedando tendido en la calzada.
       Tibisay apurò el paso mientras todo su cuerpo temblaba, cuando pasò al lado de los borrachitos, estos olorosos a anìs Motata`n, se ofrecieron a acompañarla.
        -Las mujeres bonitas no pueden andar solas por la calle a esta hora- le dijo uno de ellos-nosotros seremos sus escolatas, y el hizo un gesto al estilo de los toreros. Tibisay sonriò y se los agradecio, los hombres caminaron tras ella, mientras cantaban temas romànticos y de mùsica campesina. Cuando llegò a la cuadra donde vivìa, vio a su esposo que le ha`cia señas desde el balcòn; se sintio màs tranquila, y al llegar a la entrada de su casa abriò la puerta, sacò un billete de 20 bolivares fuertes de su cartera y se los dio a los amables borrachitos que se quedaron mirando el billete y uno de ellos preguntò:

-¿Y esto que es, bella dama?
-¿Pues un billete de 20 bolivares, es que no lo reconoce?
-Nunca habìamos visto uno asì... ¿y sirve para comprar miche?
-¡Pues claro! - les dijo Tibisay riendo- con ese se pueden comprar varias botellas.
-¡Jipa pues! ... gracias, bella dama-le dijo mientras guardaba el billete en un bolsillo de su camisa-estos 3 alegres compadres se despiden de usted.
-Gracias por acompañarme y librarme de esos asaltantes.


       Los 3 borrachines se alejaron cantando alegremente y el esposo de Tibisay, preocupado porque no entraba, estaba parado en el zaguàn miràndola extrañado.
       -Tibisay ¿Con quien hablabas si haì no habìa nadie? Ese trabajo te esta volviendo loca, ya me estas preocupando.
       -¿Como que con quien? Con los borrachitos que me acompañaron hasta aquì, si no fuera por ellos, dos muchachos me habrian asaltado. ¿No los vistes? Les di un billete de 20 bolivares como gratificacion.
       -¿No sera este billete que vi que se te cayò hace unos minutos? - le dijo mientras se agachaba para recogerlo. Tibisay miro el billete sorprendida. Era imposible, ella sòlo tenia ese billete en su cartera y se lo habia dado a los borrachitos,¿como era que ahora estaba ahi?.


         Ella sigue sin tener repuesta, y su esposo continua pensando que pronto la tendrà que internar en un sanatorio para enfermos mentales.

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